He
dejado de creer en el sentimiento del amor. Y todo gracias al amor.
En concreto al sentimiento tan común en estos días y tan
comercializado. Ese impulso toxico de posesión y miedo. El deseo de
controlar a las personas y el miedo de dejar de tenerlas bajo
control. He trascendido. Quizá parezco demasiado pedante y demasiado
engreído al decir esto pero ni yo mismo soy capaz de definir muy
bien como me siento. He decidido renunciar a la terminología actual
y "normal" de amor, desecharla en cuanto se me presenta y
tratar de redefinirla. Llevo años amando y sintiendo diferentes
tipos de amor: el materno, el fraterno, la amistad, el amor
romántico, el deseo... ninguno es perfecto porque nosotros no somos
perfectos. Si la maquina esta estropeada o tiene fallos, fallara en
su ejecución. Así, el ser humano, falla a la hora de amar, confunde
el termino y lo desvirtúa. Como dije al principio, el amor es
concebido como posesión, porque las personas creen que se tienen las
unas a las otras, creen que mediante una relación entre ellas se
establece un vinculo, un contrato mas bien, que obliga a ambas partes
a rendirse a la otra. Y miedo, porque en cuanto ese compromiso
flaquea o falla el "amor" nacido de esa relación se
tambalea, generando dolor y sufrimiento. En nuestro afán por
controlar a las personas hemos llegado a extremos genocidas. Si, digo
hemos, porque toda la raza humana es responsable de sus actos, y mas
teniendo en cuenta que hay claros ejemplos que no se deben seguir, y
aun así seguimos, tercamente, perpetuando. Esa falsa ilusión de
control que nos hace frustrarnos cuando no salen los planes como
queremos, por haberlos planeado al milímetro y al segundo. El amor
no es una linea en un folio, ni una ecuación en la calculadora, el
amor no es una receta de cocina, el amor es libre y tiene múltiples
formas, aunque nos empeñemos en acotarlo y ponerle nombres. Este
afán de control, en el plano del amor, causa desgracias. Por miedo a
perder el control sobre la pareja, uno advierte con terminar la
relación, y el otro por miedo a esa situación cercena su libertad
por voluntad propia, por algo no tan peligroso, quizá, como el
control, pero si infinitamente mas asqueroso: la normalidad, o las
apariencias en algunos casos. Esa normalidad que nos hace creer que
el amor consiste en un chico y una chica atándose cadenas el uno al
otro sin dejarse respirar, apretándolas cuando sienten que uno se
aleja demasiado del otro o que intenta cojer un poco de aire para
respirar. La normalidad no es mas que una consecuencia del miedo, la
gente teme ser diferente, teme hacer el ridículo o hacer algo fuera
de lo "normal", y por evitar miradas prejuiciosas o
comentarios absurdos e hirientes, prefieren condenarse a si mismos
ante la opinión publica, y no explorar sus capacidades y cualidades.
Sin duda alguna el miedo es el arma mas letal y efectiva, aparte de
la mejor conocida por la gente adecuada, que se emplea contra
nosotros para tenernos controlados y sumisos. Justo hoy pensaba en mi
mejor amiga y en todo lo que ella me hace sentir, todo lo que aprendo
de ella y con ella y también pienso en lo mucho que la aprecio. La
amistad me parece el grado mas alto de amor, aparte del materno. A mi
amiga y a mi nos juzgan por ser chico y chica y tener una confianza
que pocos podrían alcanzar con sus parejas sentimentales. No hablo
de contacto físico, hablo de respeto y comprensión. Su presencia y
recuerdo me llenan porque no me presiona para ser de una manera, si
no que tira de mi hacia fuera para sacar lo que de verdad llevo
dentro. Esto ultimo quizá ella no lo sabe, pero las mejores personas
son capaces de hacerlo sin darse cuenta. Ella no espera de mi ningún
compromiso ni pretende retenerme a su lado por miedo a perderme. Los
dos comprendemos que somos personas libres y que si en algún momento
nos reprimimos el uno al otro, perderemos la amistad que tanto
valoramos. La libertad de las personas esta por encima de todo, y
esta debe estar franqueada por el respeto y la comprensión. Así se
puede llegar a amar de verdad, dejando a las personas ser libres, sin
ataduras de ninguna clase. Renuncio definitivamente al "amor"
porque la definición actual se ha quedado obsoleta para mi. He roto
el cristal y ahora me dispongo a reordenar las piezas. Quizá no
quede tan bonito ni tan espectacular como antes, pero lo que surja de
ahí sera lo mas puro que haya sentido jamas. Me despido aquí del
mundo tal y como lo conozco, parto a una realidad donde seré capaz
de combatir al miedo y a la posesión.
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