lunes, 31 de agosto de 2015

Su perfume.... Por: Rodrigo H. Gómez

Su perfume, sus gestos, su presencia, su tacto. Solamente verla y me derrito en el acto.
Temblando como un flan mientras me pide un encargo. No se que hacer. Como un niño asustado la miro tímidamente y recuerdo lo que es perderse en su encanto. Es tan suya, tan adorable, que se me desboca el corazón con el aroma en que se imbuye. El pasado me asalta, pero solo el agradable de recordar. Siento que me fallan las fuerzas con solo oírla hablar. Y me habla a mi. Que terrible situación estar enamorado, y saber que no sienten nada por ti. Pero aun así amar con pasión e intensidad, y ni un gesto dejar escapar. Se hace una coleta y el aire que levanta su pelo derriba mis defensas. Vuelvo a estar rendido ante ella, y yo me creía duro pensando en olvidarla. Que iluso. No hay mayor placer que complacerla. Cada semana intento taparle los ojos a mi corazón para engañarle y el condenado se resiste, pues cada semana se desembaraza del paño que le ciega y con solo un vistazo al paraíso en la tierra que su figura representa todo lo que a la fuerza quería que olvidase, lo recuerda. Y con mas intensidad. Es tal la sensación de indefension ante esa oleada de emociones. Se que la quiero y mil veces negare hacerlo, pero mil veces caeré en las redes de sus ojos, que como trampas perfectas me buscan, me atrapan y me encierran, y yo complacido me dejo embaucar en la profundidad de su mirar. Nado, buceo en sus ojos, y cuando los imagino creo estar enamorado, mas cuando los miro mi corazón trasciende el tiempo y el espacio. Viaja lejos y pronto, cuando la primera chispa de amor, para compararla y placerse al comprobar que la llama de ahora, avivada por sus pestañas, es mil veces mayor. Y después de estar con ella, solo un rato, y nada mas que palabras, siento que mi brújula interna se remagnetiza hacia su belleza, y no puedo dejar de mirarla, de intentar acercarme a ella. Tanto jubilo me embarga la conversación que mantenemos que me enajeno de mi mismo y siento vivir un sueño. No hay palabras en este mundo ni en otros cientos para describir esa sensación de pánico cuando me ha pedido ayuda. Te ofrecería mi alma entera si me lo pides con esa sonrisa. Y con los pasos me diluyo en pensamientos de amor, intento controlarme, pero que pasara cuando vuelva a verte? Seguramente vuelva a enamorarme, y mas que antes, y mas que ahora, y como ya te dije antes, mas que ayer, pero menos que mañana.

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