Su perfume, sus
gestos, su presencia, su tacto. Solamente verla y me derrito en el
acto.
Temblando como un flan mientras me pide un encargo. No se que
hacer. Como un niño asustado la miro tímidamente y recuerdo lo que
es perderse en su encanto. Es tan suya, tan adorable, que se me
desboca el corazón con el aroma en que se imbuye. El pasado me
asalta, pero solo el agradable de recordar. Siento que me fallan las
fuerzas con solo oírla hablar. Y me habla a mi. Que terrible
situación estar enamorado, y saber que no sienten nada por ti. Pero
aun así amar con pasión e intensidad, y ni un gesto dejar escapar.
Se hace una coleta y el aire que levanta su pelo derriba mis
defensas. Vuelvo a estar rendido ante ella, y yo me creía duro
pensando en olvidarla. Que iluso. No hay mayor placer que
complacerla. Cada semana intento taparle los ojos a mi corazón para
engañarle y el condenado se resiste, pues cada semana se desembaraza
del paño que le ciega y con solo un vistazo al paraíso en la tierra
que su figura representa todo lo que a la fuerza quería que
olvidase, lo recuerda. Y con mas intensidad. Es tal la sensación de
indefension ante esa oleada de emociones. Se que la quiero y mil
veces negare hacerlo, pero mil veces caeré en las redes de sus ojos,
que como trampas perfectas me buscan, me atrapan y me encierran, y yo
complacido me dejo embaucar en la profundidad de su mirar. Nado,
buceo en sus ojos, y cuando los imagino creo estar enamorado, mas
cuando los miro mi corazón trasciende el tiempo y el espacio. Viaja
lejos y pronto, cuando la primera chispa de amor, para compararla y
placerse al comprobar que la llama de ahora, avivada por sus
pestañas, es mil veces mayor. Y después de estar con ella, solo un
rato, y nada mas que palabras, siento que mi brújula interna se
remagnetiza hacia su belleza, y no puedo dejar de mirarla, de
intentar acercarme a ella. Tanto jubilo me embarga la conversación
que mantenemos que me enajeno de mi mismo y siento vivir un sueño.
No hay palabras en este mundo ni en otros cientos para describir esa
sensación de pánico cuando me ha pedido ayuda. Te ofrecería mi
alma entera si me lo pides con esa sonrisa. Y con los pasos me diluyo
en pensamientos de amor, intento controlarme, pero que pasara cuando
vuelva a verte? Seguramente vuelva a enamorarme, y mas que antes, y
mas que ahora, y como ya te dije antes, mas que ayer, pero menos que
mañana.
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