El
chico estaba excitado. Su padre llegaría de un momento a otro y con
el también llegarían sus ansiados Wallkie-talkies. El timbre sonó
y salió disparado de su habitación para abrir la puerta antes de que su madre llegara, y allí se encontró a...
-¡el
cartero!- anunció el hombre de uniforme que tenía un sobre en la
mano- traigo un telegrama para una tal Romilda de la Rosa Ramírez
Fernández.
-am...
si... yo se lo entregaré- cogió el sobre y se despidió del cartero
suspirando. Cerró la puerta y dejó el sobre en la cocina. Subió a
su habitación y se tumbó en la cama. El timbre sonó al cabo de
unos minutos. Esta vez fue su madre la que abrió la puerta, y el
chico oyó lo que decía desde su habitación:
-¡cariño!,
ya has llegado
-hola
amor. ¿Donde esta mi hijo?- respondió una voz masculina - tengo
algo que darle- el chico bajó a la puerta con cautela, no quería
encontrarse al cartero otra vez, Pero cuando vio a su padre se lanzó
a sus brazos.
-¡papa!-
exclamo emocionado-¿y mi regalo?
-
ese es mi niño -sonrió el- directo al grano, como su padre
cuando...
-corta
el rollo- interrumpió el chico. El padre saco una caja de la bolsa
que llevaba en la mano y se la tendió
-
aquí tienes. Todo... tuyos- el chaval cogió el paquete con cuidado
y lo examinó atentamente.
-guau.
Es la caja de cartón mas bonita que he visto en mi vida-dijo pasando
la mano sobre la lisa y marrón superficie de la caja. De improviso
quitó la tapa de la caja y la lanzó por los aires. Agarró los
objetos que había dentro y mandó el resto de la caja a freír
monas. Miró los objetos con respeto y temor y preguntó a su
progenitor:
-¿me
puedes decir una cosa? Padre
-claro
hijo. ¿el que?
-esto...
son... ¿maracas?
-por
supuesto- replicó el- son la última moda en América- el chico
soltó las maracas y empezó a convulsionar, cayó al suelo de bruces
y su espalda se arqueó hacia arriba. De su columna vertebral
empezaron a surgir unos pinchos parecidos a hueso que rasgaron su
ropa. Su cara se alargó y aplanó hasta formar un hocico y su cuerpo
creció y se cubrió de escamas. Por último dos alas membranosas le
brotaron de la espalda y con un rugido de ira, el magnífico dragón,
que se alzaba en medio del hall, lanzó una llamarada que abrasó a
su aterrorizado padre, con un movimiento involuntario de su cola
aplastó a su madre. El dragón observo ofuscado aquel panorama, y
habiendo perdido a sus padres decidió independizarse. Voló. Voló
durante dos semanas y llego a Washintong D.C. la gente le observó
con curiosidad y cuando aterrizó, algunas se acercaron para verle
mejor. El chico-dragón se alzo sobre sus patas traseras y Rugió:
-¡WALKIE-TALKIES!-
pero como los americanos no sabían lo que quería decir, lo
lincharon al mas puro estilo yankee
En tercero de la eso me mandaron hacer una redacción a partir de un texto titulado walkie-talkies que empezaba igual que tu historia y que debíamos darle un final en el que el padre al final le regala otra cosa en vez de los walkies. No me digas que esta historia la escribiste a raíz de ese mismo trabajo xD mi redacción no fue ni mucho menos tan original...mi padre le regalaba un par de zapatos en vez de un par de walkies pero mi hijo no le mataba ni nada...xD La verdad es que hice la redacción un poco desganada y encima el diálogo lo hice en teatro y la profe me mandó repetirlo ¬¬ ella solo dijo que hiciéramos un diálogo...no concretó nada mas >.<
ResponderEliminarMe ha encantado tu historia, una pena que no lo subieras antes y lo hubiera podido usar para mi trabajo! XD (VIVAN LA MUERTE Y LA DESTRUCCIÓN SIN SENTIDO!!)
Ciertamente esta historia fue sacada de ese mismo texto. El caso es que desde siempre he tenido una imaginación algo loca y por eso mi chaval acaba como acaba. Si no lo he subido antes es porque no había tenido intención de compartirlo hasta ahora. Me alegro de que te haya gustado.
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