Introducción al corazón
Aquel día que... sentado frente al papel, con el lápiz, compañero fiel, tuve un acceso de nostalgia.
Y después de un largo intento de olvidarte, de apartarte de mi mente y mis pensamientos, de esos momentos antes de dormir en que te imagino, y sobretodo de mi corazón, he decidido desistir. Me rindo. Me rindo a ti. A esa tu que me enseño lo poco que conocía del amor. A esa parte de tu vida que nunca llegue a conocer, y muero cada día deseando compartirla contigo. Me rindo a mi alocado corazón en tu presencia. Porque realmente eres mi mas alta inspiración en estos días. Te has convertido en mi musa y no me cabe duda cuando afirmo que sin ti, no existe poesía. Porque es solo gracias al recuerdo de tus ojos que soy capaz de escribir estas lineas. Me rindo, en definitiva, a la idea de que te amo, porque es imposible que el poeta no ame a la poesía.
Sin ti no hay poesía
Si tu imagen no es poema, no existe poesía
Pues tus ojos, labios y sonrisa
Que me hacen querer besarte a toda prisa
Me llenan los ojos de una luz que nadie merecía
Si tu risa no es canción, no existe melodía
Pues el dulce timbre que fabrican
Las cuerdas del arpa que en tu cuerpo se adivinan
Deleita a mis oídos con una música que me llena de alegría
Si no es tu aliento el que me permite respirar
Vivo ahogado, deseando que me abraces
Y que con un tierno susurro en mi oído me hagas despertar
Para descubrir en la noche que a mi lado yaces
Y que no hay otra cosa mas que tu cuerpo que mirar
Y con ternura te aparto un mechón del Pelo y al contacto sonríes
Y mi corazón deshaces
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