Todo
empezó a media noche. Las estrellas se iban apagando una tras otra,
y durante horas vi como el cielo nocturno quedaba cada vez mas vació
y muerto. Finalmente solo quedo una. La miré esperando que brillara
para siempre, y tal vez por eso parecía brillar mas que la luna, la
cual no hacia acto de presencia. De pronto su luz parpadeo, y mi alma
se estremeció con ella.
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