La consecuencia de perderse engendra historias insoportables de amor y rabia. Te invito a perderte conmigo, pero solo hasta el punto y final. Como hice yo;
Un traje negro para empezar y una camisa blanca para olvidar.
"Jamás serás libre porque siempre lo has sido. Yo sabía que ella no me creía así que la mentí."
Fue corriendo al comedor, quería seguir llorando, quería gritar.
Ella sabía que yo no me creía.
Siempre pensé que llegado este momento tendría miles de cosas que hablar con ella, ya veo que me equivocaba... mientras busca alterada una botella de algo parecido a Whisky o ron en mi armario, y que jamás encontrará, yo la miraba petrificado, exhausto.
"Nacer para tener que afrontar la muerte", es lo único que dijo.
Se hizo con una botella de Châteauneuf-du-Pape White del 2009... aún sigo sin saber que cojones hacía esa botella en mi cocina.
Empezó a beber.
Empecé a beber.
El vino era repugnante, se ve que a ella no le disgustaba, miraba fijamente a...
... joder tiene unos ojos preciosos.
Llora
Muero de amor.
Alguien estaba escuchando Gabinete Caligari por alguna parte... que poco oportuno la verdad, pero sonaba "camino Soria", me encanta.
Por unos instantes me olvidé de acosarla con la mirada, cuando quise darme cuenta sus ojos vidriosos, profundos y oscuros hacían aguardiente con mi vértigo. Me miraba, sonreía.
Le divertía ver como me dejaba hipnotizar por una cancioncilla.
Dios, quiero enamorarme de ella.
"¿Por qué?" preguntó
"¿Por qué no?" esta vez yo.
Su rostro se recompuso en un gesto de fría y temerosa maldad.
"Jamás lo sabré" le dije "Tu tampoco lo sabes, aún no lo sabes, nunca hemos tenido esta conversación, nunca habrá pasado, yo te vi primero y desconozco si me ves, esta situación es un delirio más, alimentado por un engaño fiel a su significado, yo estoy equivocado y de eso probablemente ya te has dado cuenta, si algún día vuelvo sobre mis pasos y corrijo los falsos errores que no he cometido, si algún día te haré amar por primera vez... no me arrepentiré tanto como lo estoy haciendo ahora"
Desapareció.
Mi delirio me vistió de chándal, me dijo que el traje era un antojo de ella.
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