martes, 27 de enero de 2015

¿Eh?. Por: Gokas


Juntemos en un hombre a la inspiración perdida, la misantropía que ama la cultura para destruirla, la monopolizada dialéctica de la historia, el germen que nace cuando la tan contradictoria inteligencia colectiva utiliza etiquetas como posmoderno, anarquista, revisionista, nihilista, trotskista, estalinista, comunista, desviado, maricón, feminazi, friki, monstruo, utópico, asesino, terrorista... como insultos y te encasilla como tal, sin tener ni puta idea de lo que dice, la identidad pérdida en cápsulas de soma, alucinógenos en la mesilla de noche, la historia como musa violada y lapidada, los filósofos más prostituidos como influencia (o no), la integridad secuestrada por el siglo XXI, la política como caricatura del hombre, el odio al imbécil como placer ancestral y la conducta operante como hobby casual, la completa inadaptación al sistema educativo y a la sociedad en general, la declaración de guerra contra la rutina que te sostiene, el pensamiento líquido que se pierde por el desagüe, la moral corrupta con la fuerza de una hormiga, relación de amor y odio con el cine y los libros, el sonido que produce un arañazo a la pizarra, razona tu respuesta, el hijo de puta de fulanito que se metía con tu hijo y hoy es secretario general del partido comunista mientras tu pequeño repite 2º de psicología, el primer amor de verano que hoy se muestra disponible a todos los acosadores de gran vía, el metro en horario de universidad, el primer polvo, la primera muerte, el último polvo, el perro del vecino, la perra de la vecina, tu mente sucia y putrefacta malinterpretando las dos frases anteriores y a todo esto la habilidad de escribir y dibujar. Ni el Dr. Frankenstein habría conseguido algo así.

A modo de presentación o epitafio, en cualquier caso... jodidos pero contentos.


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