martes, 26 de abril de 2016

Gran Vía, 1 de Agosto, 7:30h

El oro con que amanece el sol corona los edificios. En la calle el único peatón es el viento que, a esa hora, es un dulce y fresco compañero. Le veo avanzar entre los arboles y cruzar los pasos de cebra, deleitándome en la absoluta soledad que me acompaña, el silencio que me envuelve y la tranquilidad que se respira. Recuerdo los largos paseos por medio de la calzada solo por disfrutar de la ausencia de la gente y la complicidad de mis pasos y las paredes, que me acompañan como espectadores de mi danza conmigo mismo, en este escenario que llamo Madrid, representando la obra “Gran Vía, 1 de Agosto, 7:30h”



jueves, 14 de abril de 2016

La última hora - Por: Rodrigo H. Gómez

El timbre del colegio se clavaba en el cerebro de cualquiera. Era un sonido más molesto que otra cosa, que parecía avisar de un ataque aéreo. Por suerte, o por desgracia, para Luís, el profesor de matemáticas, el timbre indicaba el comienzo de la última hora de clases. Recogió con lentitud sus cosas de la sala de profesores y se encaminó encorvado al aula 14B. Después de un par de tramos de escaleras llegó a lo que, en primera instancia, parecía un coliseo romano, pues le recibió una salva de gritos y risas de los que serían el público, que espera la muerte de los gladiadores. Luis se sentía gladiador cinco días a la semana.